CATÓLICO INSTRUIDO, NO SERÁ CONFUNDIDO
Originalmente se realizaba exactamente en los lugares que recorrió Jesucristo, los cuales fueron marcados con mucha reverencia desde los primeros siglos del Cristianismo. Para el siglo IV, en la época del emperador Constantino, ya había peregrinos en Tierra Santa recorriendo la Vía Dolorosa, pero se le llamó así hasta el siglo XVI.
Muy probablemente hayan sido los Franciscanos los primeros en establecer el Vía Crucis, ya que a ellos se les concedió en 1342 la custodia de los lugares mas preciados de Tierra Santa; y fue a ellos a quienes el Papa Inocente XI, comprendiendo la dificultad de peregrinar hasta allá, les concedió el derecho de erigir Estaciones en sus iglesias y declaró que todas las indulgencias anteriormente obtenidas por visitar devotamente los lugares de la Pasión del Señor en Tierra Santa, en adelante podían ganarlas los Franciscanos y otros afiliados a la orden haciendo las Estaciones de la Cruz en sus propias iglesias según la forma acostumbrada.
En 1731 Clemente XII extendió las indulgencias a todas las iglesias, siempre que las Estaciones fueran erigidas por un padre Franciscano con la sanción del ordinario (Obispo local); y fijó definitivamente en catorce el número de Estaciones. Benedicto XIV en 1742 exhortó a todos los sacerdotes a enriquecer sus iglesias con el rico tesoro de las Estaciones de la Cruz. En 1857 los Obispos de Inglaterra recibieron facultades de la Santa Sede para erigir ellos mismos las Estaciones con indulgencias, en ausencia de Franciscanos. En 1862 se quitó esta última restricción y los Obispos obtuvieron permiso para erigir las Estaciones ya sea personalmente o por delegación siempre que fuese dentro de su Diócesis.
Varios santos, entre ellos San Alfonso Ligorio, Doctor de la Iglesia y San Juan Pablo II han escrito hermosas meditaciones para cada Estación del Vía Crucis. ¿Y quién dice que las mujeres no participamos en la Iglesia Católica? Si las meditaciones para el Vía Crucis que presidirá este Viernes Santo el Papa Francisco en el Coliseo de Roma, las escribirá una mujer, la biblista francesa Ann-Marie Pelletier, quien ganó el prestigioso Premio Joseph Ratzinger en el 2014 y ha realizado trabajos de investigación sobre el lugar de la mujer en el cristianismo y en la Iglesia. Esto es importante, porque las meditaciones en el Vía Crucis nos llevan a una peregrinación espiritual por Tierra Santa, para unirnos a Jesucristo en los momentos más señalados de su Pasión y Muerte redentora. Por eso pasamos de Estación a Estación, generalmente cargando una cruz, mientras meditamos los pasajes bíblicos correspondientes, oramos y entonamos un canto de penitencia.
Además de las indulgencias, son muchas las gracias que Dios otorga a quienes practican con piedad el Vía Crucis; Cristo nos dice que si queremos seguirlo, nos neguemos a nosotros mismos, tomemos nuestra cruz y lo sigamos (Mt 16,24), pues algún día también participaremos de su Gloriosa Pascua, cuyo sentido nos lo da San Juan (13, 1): es el paso de la comunidad con Cristo de este Mundo al Padre, de las tinieblas a la Luz, del ayuno a la alegría y de la muerte a la Vida. ¡Que así sea!
LUBIA ESPERANZA AMADOR.
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