sábado, 22 de abril de 2017

Domingo de la Divina Misericordia

CATÓLICO INSTRUIDO, NO SERÁ CONFUNDIDO


“Dios nos Ama – a todos- no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, recibamos Su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo”. 

Este es, en síntesis, el mensaje de Misericordia que Jesús le reveló a Santa María Faustina Kowalska, una religiosa nacida en 1905, en Glogowiec, cerca de Cracovia, Polonia; se llamaba Elena, pero adoptó el nombre de “María Faustina” en la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de Misericordia, en la cual tomó los votos definitivos en 1928.

En la visión que Santa María Faustina tuvo el 22 de Febrero de 1931, en el pueblo de Plock, Polonia, Jesús le pidió que mandara pintar una imagen de acuerdo a esa visión, con las palabras "Jesús, en Vos confío"; le expresó su deseo de que esa imagen fuera venerada primero en la capilla de Santa María Faustina, luego en el Mundo entero; y prometió que el alma que venere esta imagen, no perecerá, que tendrá victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte, pues Él defenderá a esa alma con su propia Gloria. 

Nuestro Señor le explicó que los dos rayos indican Agua y Sangre; el rayo pálido significa el Agua que hace las almas justas, el rayo rojo significa la Sangre que es la vida de las almas; y que ambos rayos salieron de las profundidades de Su tierna Misericordia, cuando Su corazón agonizado fue abierto por la lanza en la Cruz.

Santa María Faustina murió en 1938, en Cracovia; sus restos yacen en la capilla del convento bajo la milagrosa imagen de la Divina Misericordia; fue beatificada el 18 de abril de 1993 y canonizada el 30 de abril del 2000, por San Juan Pablo II, quien decretó que en adelante, en la Iglesia universal, el Segundo Domingo de Pascua se conocerá como el Domingo de la Divina Misericordia. 

Basándose en el Mensaje de Jesús a Santa María Faustina, plasmado en un diario de más de 600 páginas, puede decirse que los tres puntos principales de la devoción a la Divina Misericordia son: pedir la Misericordia de Jesús, ser misericordioso y confiar plenamente en Jesús. 

Ahora bien, ciertamente las prácticas devocionales reveladas a Santa Faustina, son un "instrumentos de misericordia" por medio de los cuales el amor de Dios es derramado sobre todo el mundo; pero no son suficientes por sí solas, no basta con colgar la imagen de la Divina Misericordia en nuestro hogar, rezar la Coronilla todos los días a las 3 de la tarde y recibir la Comunión el domingo después de la Pascua; sino que se requiere también practicar la misericordia, pues ¡poner la Misericordia en acción no es una opción de la devoción a la Divina Misericordia, sino un requisito!.

El Papa Francisco nos dice al respecto, que el Evangelio es el libro de la misericordia de Dios, para leer y releer, porque todo lo que Jesús ha dicho y hecho, es expresión de la misericordia del Padre; y sin embargo no todo fue escrito, el Evangelio de la misericordia continúa siendo un libro abierto, donde se siguen escribiendo los signos de los discípulos de Cristo, gestos concretos de amor, que son el mejor testimonio de la misericordia; todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio, portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy; lo podemos hacer realizando las obras de misericordia corporales y espirituales, que son el estilo de la vida del cristiano. ¡Que así sea! 

LUBIA ESPERANZA AMADOR

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