" La Cuaresma: camino a un destino seguro "
En su mensaje para este Tiempo Litúrgico, el Papa Francisco nos dice que "La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a Él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016). La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19- 31); dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión".
Como ya lo hemos comentado en otras ocasiones, la Cuaresma es el tiempo litúrgico que inicia con el Miércoles de Ceniza, tiene una duración de 40 días (de ahí su nombre) y en este tiempo la Iglesia se une al Misterio de Jesús en el desierto (Mt 4, 1-11; Mc 1, 13; Lc 4, 1-13), a donde se retiró guiado por el Espíritu, luego de ser bautizado por San Juan; allí permaneció cuarenta días sin comer y fue tentado tres veces por Satanás, pero Jesús rechazó las tentaciones, las cuales recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las del Pueblo de Israel en el desierto.
En la Liturgia de la Cuaresma la Iglesia relee y revive todos estos acontecimientos de la historia de nuestra Salvación; el color litúrgico es el morado, que significa luto y penitencia, pues estamos llamados al arrepentimiento, a la penitencia y conversión, practicando la oración, escuchando más atentos la palabra de Dios, recordando y viviendo nuestro compromiso bautismal, y, desde luego, reconciliándonos con el Señor, como preparación para la Fiesta de fiestas, que es la Pascua.
El Papa Francisco ora porque el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. Nos anima a manifestar esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana. Nos pide orar unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres; pues entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua. ¡Que así sea!
LUBIA ESPERANZA AMADOR.
lubia_ea@hotmail.com
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