lunes, 27 de marzo de 2017

XX Aniversario Episcopal de Don José Luis Chávez Botello

ESTOS SON NUESTROS PASTORES

El pasado 19 de marzo, fiesta de San José, esposo de María Santísima, Patrono de la Iglesia Universal y de las Vocaciones, nuestro Arzobispo de Antequera-Oaxaca cumplió 20 años de haber recibido la Ordenación Episcopal.

Don José Luis Chávez Botello es el mayor de 12 hermanos, nació en el seno de una familia humilde, el 8 de febrero de 1941 en Tototlán, Jalisco, actualmente Diócesis de San Juan de los Lagos, en donde recibió la corona del martirio el Presbítero San José Sabás Reyes Salazar, mártir cristero, protector de niños y jóvenes huérfanos. Precisamente por haber vivido la dura persecución religiosa, Jalisco es un semillero de vocaciones sacerdotales, en la familia de Don José Luis, por ejemplo, otros dos hermanos suyos también eligieron el Sacerdocio. 

Su vocación nació y la descubrió poco a poco, todo inició con una providencial "confusión" de su Párroco, quien creía que el pequeño José Luis acudía por gran devoción diariamente a la Misa de 6 de la mañana; sin embargo, según nos cuenta nuestro Arzobispo, iba al templo para cobijarse del frío que pegaba en el molino cercano, al que tenía que llevar todas las mañanas el nixtamal a moler, pues por ser el mayor de los hermanos ayudaba a su mamita que se dedicaba a hacer tortillas y a lavar ajeno. 

Primero fue llamado por su Párroco para ser monaguillo, luego ingresó al Seminario de Guadalajara (de 1955 a 1966); posteriormente fue enviado a Roma donde obtuvo la Licenciatura en Teología Dogmática. Luego de prácticamente 15 años de estudio, recibió la Ordenación Sacerdotal en Roma el 8 de diciembre de 1969; ahí mismo tomó el curso de Ciencias de la Educación y luego obtuvo la licenciatura en Pastoral y Catequesis por el Instituto Lumen Vitae de Bruselas.

Fue nombrado, por Su Santidad Juan Pablo II, Obispo Titular de Cova y Auxiliar de Guadalajara el 21 de febrero de 1997, siendo consagrado el 19 de marzo del mismo año. El mismo Papa lo nombró Obispo de Tuxtla, Chiapas el 16 de julio de 2001; y el 8 de noviembre de 2003 lo nombró el VII Arzobispo de Antequera-Oaxaca, tomando posesión el 8 de enero de 2004. 

En la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha tenido una participación sobresaliente, como también en el Consejo del Episcopado Latinoamericano (CELAM), principalmente en el ámbito de la Catequesis, colaborando activamente en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida (2007). Tomó parte también en la Visita Ad Limina de 2005, ante el hoy Papa Emérito Benedicto XVI; y en la de 2013, ante el Papa Francisco; también participó en octubre de 2012 en el Sínodo de los Obispos en Roma, y ese mismo año fue nombrado Miembro del Consejo Internacional de Catequesis del Pontificio Consejo de la Nueva Evangelización. 

Han sido 13 años de recorrer y pastorear esta Arquidiócesis, implementando líneas de acción que respondan a los desafíos de una comunidad que no ha escapado al deterioro social que impera en tantos estados y países. Ha sido, sin duda, una de las principales herramientas el Plan Diocesano de Pastoral, la reorganización del Presbiterio, la renovación de la Curia, así como la promoción y la acción en favor de la reconciliación y la paz en nuestro Estado, para lo cual tuvo gran relevancia la Coronación Pontificia de la imagen de Nuestra Señora de Juquila, realizada en 2014, gracias a la petición que le hizo al Papa Francisco.

Su papá ya no lo vio después de su Ordenación Sacerdotal, su primera Misa en México fue precisamente para su funeral, pero Don José Luis la celebró con la esperanza de quien tiene firme fe en la vida eterna. Su mamá, en cambio, aún vive, incluso a sus casi 97 años, vino a Oaxaca este 20 de marzo para celebrar en el Seminario Pontificio de la Santa Cruz los 20 años de Servicio Episcopal de su hijo; festejo al que también asistieron otros 7 Obispos, casi un centenar de Sacerdotes, Diáconos y más de mil fieles de los distintos decanatos; todos unidos en torno a nuestro Pastor, aquel a quien el Espíritu Santo ha confiado esta Arquidiócesis, para constituirse, como decía San Ignacio de Antioquía, en "imagen viva de Dios Padre". ¡Que así sea!

LUBIA ESPERANZA AMADOR. 

martes, 21 de marzo de 2017

Lo que pide la oración lo alcanza el ayuno y lo recibe la misericordia

De los Sermones de san Pedro Crisólogo, obispo

(Sermón 43: PL 52, 320. 322)

Tres cosas hay, hermanos, por las que se mantiene la fe, se conserva firme la devoción, persevera la virtud. Estas tres cosas son la oración, el ayuno y la misericordia. Lo que pide la oración lo alcanza el ayuno y lo recibe la misericordia. Oración, misericordia y ayuno: tres cosas que son una sola, que se vivifican una a otra.

El ayuno es el alma de la oración, la misericordia es lo que da vida al ayuno. Nadie intente separar estas cosas, pues son inseparables. El que sólo practica una de ellas, o no las practica simultáneamente, es como si nada hiciese. Por tanto, el que ora que ayune también, el que ayuna que practique asimismo la misericordia. Quien desea ser escuchado en sus oraciones que escuche él también a quien le pide, pues el que no cierra sus oídos a las peticiones del que le suplica abre los de Dios a sus propias peticiones.

El que ayuna que procure entender el sentido del ayuno: que se haga sensible al hambre de los demás, si quiere que Dios sea sensible a la suya; si espera alcanzar misericordia, que él también la tenga; si espera piedad, que él también la practique; si espera obtener favores de Dios, que él también sea dadivoso. Es un mal solicitante el que espera obtener para sí lo que él niega a los demás.

Hombre, sé para ti mismo la medida de la misericordia; de este modo, alcanzarás misericordia del modo que quieras, en la medida que quieras, con la presteza que quieras; tan sólo es necesario que tú te compadezcas de los demás con la misma presteza y del mismo modo.

Hagamos, por consiguiente, que la oración, la misericordia y el ayuno sean los tres juntos nuestro patrocinio ante Dios, los tres juntos nuestra defensa, los tres juntos nuestra oración bajo tres formas distintas.

Reconquistemos con nuestro ayuno lo que perdimos por no saberlo apreciar; inmolemos con el ayuno nuestras almas, ya que éste es el mejor sacrificio que podemos ofrecer a Dios, como atestigua el salmo: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Hombre, ofrece a Dios tu alma, ofrécele el sacrificio del ayuno, para que sea una ofrenda pura, un sacrificio santo, una víctima viva que, sin salirse de ti mismo, sea ofrecida a Dios. No tiene excusa el que niega esto a Dios, ya que está en manos de cualquiera el ofrecerse a sí mismo.

Mas, para que esto sea acepto a Dios, al ayuno debe acompañar la misericordia; el ayuno no da fruto si no es regado por la misericordia, se seca sin este riego: lo que es la lluvia para la tierra, esto es la misericordia para el ayuno. Por más que cultive su corazón, limpie su carne, arranque sus malas costumbres, siembre las virtudes, si no abre las corrientes de la misericordia, ningún fruto recogerá el que ayuna.

Tú que ayunas, sabe que tu campo, si está en ayunas de misericordia, ayuna él también; en cambio, la liberalidad de tu misericordia redunda en abundancia para tus graneros. Mira, por tanto, que no salgas perdiendo, por querer guardar para ti, antes procura recolectar a largo plazo; al dar al pobre das a ti mismo, y lo que no dejas para los demás no lo disfrutarás tú luego.

Jornada de oración y colecta por nuestro Seminario

CATÓLICO INSTRUIDO, NO SERÁ CONFUNDIDO


En torno a la fiesta de San José, el casto esposo de la Santísima Virgen María y Patrono de las Vocaciones, se realiza en nuestra Arquidiócesis una Jornada de oración y colecta en favor de nuestro Seminario Pontificio de la Santa Cruz. Podríamos pensar que se trata de una "colecta" más, en favor de una institución más; sin embargo no es tan "del montón". Para empezar no es una institución educativa con fines de lucro, dicho sea de paso ninguna institución educativa debería perseguir ese fin. 

El Seminario Pontificio de la Santa Cruz es la única institución educativa de nivel superior encargada de la formación de los futuros sacerdotes para la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca. Está por cumplir 350 años de historia, así que no es de extrañar que entre sus alumnos haya tenido a varios de los oaxaqueños más destacados, como Benito Juárez, Marcos Pérez, Porfirio Díaz, Manuel Sabino Crespo, etc. Pero lo más importante es que en nuestro Seminario se han formado la mayoría de los Sacerdotes que han dejado un gran legado de servicio apostólico en nuestra Arquidiócesis y que hoy siguen sirviéndole, seguramente ese es el caso de tu Párroco, con quien te sugiero que te informes sobre las necesidades de nuestro Seminario.

Con cuánta razón le llaman a nuestro Seminario "el corazón de la Diócesis", Don Fortino Gómez León, q.e.p.d., aquel Arzobispo nuestro que se ocupó de la edificación del Seminario Pontificio de la Santa Cruz, que en esa época se ubicaba en García Vigil 702 y quien adquirió el terreno que ocupa actualmente el Seminario en Hacienda Blanca, comúnmente decía: el Seminario es "la niña de mis ojos". El Seminario no cuenta con un financiamiento público, pues es una institución de carácter privado y, como ya te lo dije, sin fines de lucro; por eso ciertamente pide una colegiatura simbólica a sus alumnos, pero es el propio Seminario quien absorbe la mayoría de sus gastos; y es por ello que requiere de la ayuda de personas de buena voluntad. Este domingo 19 de marzo, cuando acudas a Misa en tu Parroquia te entregarán un sobre rotulado, donde puedes dar una cooperación voluntaria y, si lo deseas, puedes proporcionar tus datos para aportaciones periódicas. 

Pero si bien la ayuda económica es muy necesaria, la ayuda espiritual lo es aún mas. No sé si te has dado cuenta que las vocaciones sacerdotales cada vez son más escasas; creo que no se necesita ser especialista en el tema para darse cuenta de que en gran medida esto se debe a ese ambiente cada vez más secularizado en el que vivimos y en el cual estamos educando a nuestros hijos; hemos cedido demasiado terreno a lo material, a lo práctico, a lo redituable, y nos estamos olvidando de lo esencial, de lo trascendente; por eso ha disminuido la vocación a los Sacramentos al servicio de la comunidad que son el Matrimonio y el Orden Sacerdotal. 

Orar y obrar por las vocaciones sacerdotales es tarea de todo bautizado, porque precisamente de un Sacerdote recibimos el Bautismo. Y sin duda esa labor inicia en nuestra familia, que es la "iglesia doméstica", donde la madre de familia tiene un papel principal, ya lo decía San Pío X, que "la vocación sacerdotal proviene del corazón de Dios, pero pasa por el corazón de una madre".

Te invito, pues, a que colaboremos con nuestro Seminario, tanto en el orden económico como en el espiritual, para que siga funcionando y formando a los seminaristas oaxaqueños, quienes ya desde ahora interceden por nosotros con sus oraciones y, si Dios lo permite, más adelante, como Sacerdotes, ofrecerán por nosotros el máximo culto que podemos darle a Dios: La Santa Misa; por ello, la ayuda que ahora les demos tiene un valor en tiempo o en dinero, pero lo que ellos harán en un futuro por nosotros es invaluable, pues su labor será continuar la obra de Cristo en la Tierra. ¡Que así sea! 

LUBIA ESPERANZA AMADOR.

miércoles, 15 de marzo de 2017

¿Qué ha pasado con los carnavales?

CATÓLICO INSTRUIDO, NO SERÁ CONFUNDIDO


Previo a la Cuaresma son muy comunes los carnavales cuyo origen, según Wikipedia, parece venir de las fiestas paganas que hace más de 5000 años celebraban en Egipto en honor al toro Apis, así como de Roma, cuando rendían honor a Baco, el dios del vino; de ahí se extendieron a Europa y luego, con los navegantes españoles y portugueses se trajeron a América a fines del siglo XV. En México el carnaval de Veracruz es emblemático; en nuestro Estado también se realizan en diversas comunidades, en varias de ellas no han dejado de ser una artística expresión de la cosmogonía, del arte, de la cultura y de la tradición.

Lamentablemente, como sostiene el pedagogo Gustavo Daniel D'Apice, profesor de Teología de la Pontificia Universidad Católica: "las fiestas y expresiones del carnaval que siempre estuvieron ligadas a las demostraciones culturales, populares y autóctonas de un pueblo o etnia, a su idiosincrasia, que eran fiestas familiares impregnadas de alegría, buen humor, donde reinaba la fraternidad; han ido deviniendo en descontrol y permisividad, lo lúdico se cambió por desnudez y chabacanería, lo cultural se cambió por expresiones que dejan mal parada la dignidad de las personas, principalmente de nuestras niñas, adolescentes y jóvenes, atentando también contra el respeto hacia los espectadores. Pareciera que este 'reino del desorden' retoma la etimología de los bacanales romanos, orgías de vino, embriaguez y desenfreno, en que la 'carne' (carne-vale) lo vale todo, pero la carne en contraposición a la razón y el espíritu, los tres componentes armónicos de cada ser humano". 

Por si esto fuera poco, en estos últimos años, escudándose en la libertad de expresión, se han venido presentando en algunos carnavales de distintos países  "espectáculos" que directamente ofenden a la fe católica, una total blasfemia. Basta mencionar lo ocurrido recientemente uno de los carnavales más conocidos del Mundo, el de Las Palmas de Gran Canaria, España, donde se premió a un "drag queen" (artista varón vestido extravagantemente de mujer) que se disfrazó de la Virgen María, mientras se simulaba una procesión con otros vestidos de "nazarenos", para luego, al tiempo que se escuchaba el Padre Nuestro, hacer una representación burda y blasfema de Jesús crucificado, con una corona de espinas, en tanga y en ciertos momentos prácticamente tomando la cruz como si fuera un tubo de "streptease", mientras cantaba unas estrofas blasfemas. Dicho personaje se llama Borja Casillas y tras ser premiado concedió una entrevista a la radio española Onda Cero en donde informó que es profesor de Educación Infantil y, aunque se declaró gnóstico, dice que actualmente está estudiando una adaptación para dar clase de religión en centros privados y concertados.

Al respecto, el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Cardenal Ricardo Blázquez, hizo un llamamiento “al respeto de los sentimientos religiosos”; mientras que el Obispo de Canarias, Mons. Francisco Cases, celebró una Eucaristía el 3 de marzo en la Catedral como  reparación por esta blasfemia y en un comunicado lamentó la “frivolidad blasfema” del espectáculo. Decenas de miles de católicos se han sumado a la acción iniciada por la Asociación Enraizados, quienes han pedido a Borja Casillas que pida perdón por esta blasfemia, a los responsables públicos encargados de esta gala que dimitan y a Televisión Española que no vuelva a amparar este tipo de espectáculos blasfemos. 

La libertad de uno, incluida la libertad de expresión, termina donde empieza la libertad de los demás; pero evidentemente se aprovechan de que la feligresía católica no es extremista como ocurre en otras religiones, que por una cosa menor que ésta ya estarían realizando actos de proporciones inimaginables; nosotros, en cambio, preferimos otro tipo de acciones, sobre todo de reparación, que lejos de dañar a los demás, pidan perdón a Dios por todos. Es muy importante que hagamos oración, pues personas como estas, que consciente o inconscientemente se prestan al juego del Príncipe del mal, son quienes más necesitan que oremos por ellas, para que, precisamente María Santísima, alcance de su Hijo Jesús la conversión y la salvación de su alma. ¡Que así sea!

LUBIA ESPERANZA AMADOR. 

sábado, 11 de marzo de 2017

Catecumenado Bautismal I: Las tentaciones

Lectio Divina del I Domingo del Tiempo de Cuaresma (Ciclo A)


1. Oracional inicial


Señor, concédenos la disposición para desapegarnos de todo aquello que nos aleja de ti. Regálanos tu Santo Espíritu para que con docilidad e infinita confianza en tu bondad y misericordia, podamos imitar a María Santísima. Que ella nos alcance la gracia de encontrar a Jesús en el silencio de nuestro corazón.

2. Lectura (Lectio) ¿Qué dice la Palabra de Dios?


Del santo Evangelio según san Mateo: 4, 1-11

En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.

Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó: “Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”. Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Dejamos un momento de silencio meditativo para interiorizar la Palabra de Dios)

Reflexión

CATECUMENADO BAUTISMAL I: LAS TENTACIONES


El camino del catecúmeno

Las lecturas de los domingos del tiempo de cuaresma del ciclo A, recogen la tradición antigua que acompañaba al catecúmeno en la preparación del bautismo: el gran anuncio de lo que Dios hace en el bautismo, es la mejor catequesis bautismal.

Siguiendo el orden litúrgico, se ofrece esta serie de reflexiones que se ha titulado: Catecumenado Bautismal. La intención es conocer en esta cuaresma, los efectos del bautismo que nos revela la Palabra de Dios, para poder vivir mejor nuestro ser de hijos de Dios.

En este primer domingo, las lecturas preparan al catecúmeno, y a los ya bautizados, en la lucha que tienen que librar en sus opciones definitivas. En este domingo, la Iglesia, después de escuchar el testimonio de padrinos y catequistas, celebra la elección de los admitidos a los sacramentos pascuales. El segundo domingo, como Cristo, el bautizado será llamado “hijo de Dios”. En los domingos del tercero al quinto les irá presentando el bautismo con las imágenes del agua, de la luz y de la vida (Zevini & Cabra, p. 8).

Nuestro combate contra el tentador

Jesús, una vez bautizado, es llevado por el Espíritu Santo al desierto, con un objetivo: ser tentado por el demonio (v.1). En el éxodo, el pueblo de Israel fue conducido al desierto (Dt 8,2), pero a diferencia de ellos, Jesús supera la prueba y permanece fiel a su Padre. «La prueba que había fracasado en los tiempos del éxodo, halla ahora su sentido: Jesús es el Hijo primogénito, en el que se cumple el destino de Israel» (Dufour, p.192). El desierto se convierte así en el lugar de la prueba para Jesús, pero también para todos los bautizados.

Ahora nosotros como bautizados, seguimos el mismo camino de Jesús, una vez que hemos recibido el bautismo, comienza nuestra lucha contra las tentaciones del demonio. Tenemos que pasar por diferentes pruebas a lo largo de nuestra vida, pero teniendo en mente que la victoria de Jesús, también es nuestra victoria sobre las tentaciones y las pruebas.

El ayuno de cuarenta días que realizó Jesús (v. 2a), nos trae a la memoria las cuarentenas sin alimento de Moisés en el Sinaí (Ex 34,28) y de Elías en el Horeb (1 Re 19,8). De esta manera, el evangelio nos dice que Jesús no es inferior a las grandes figuras del Antiguo Testamento. Jesús «aun físicamente exhausto, vence sin dificultad a Satanás; tal es la fuerza que le ha comunicado el Espíritu» (Mateos & Camacho, 1981, p. 41). Los cuarenta días en el desierto, tiene relación con los cuarenta años del pueblo de Israel en el desierto hasta llegar a la tierra prometida: representa toda la vida pública de Jesús, desde su bautismo hasta su muerte, que le abre la existencia definitiva (Mateos & Camacho, 2007, p. 51). En otras palabras, toda la vida pública de Jesús estuvo sometida a las tentaciones, después de su bautismo y hasta su muerte en la cruz.

El ayuno en todos los casos trata de situarnos con fe en una actitud de humildad para acoger la acción de Dios y ponerse en su presencia. Por tanto, el ayuno de Jesús no busca abrirse al Espíritu de Dios, porque está lleno de él; su ayuno es para inaugurar su misión mesiánica con un acto de abandono confiado en su padre (Dufour, p. 98).

El detonante de las tentaciones será el hambre (v. 2b), siguiendo la experiencia de Israel en el desierto («te hizo pasar hambre»: Dt 8,3a). De esta hambre de Jesús, derivaran tres tipos de hambres que padece el ser humano, pero que Cristo enseña a superarlas: «el hambre del poder económico (vv. 3-4), del poder religioso (vv. 5-7) y del poder político (vv. 8-10)» (Tassin, p. 20). En un sentido espiritual, podemos deducir tres tentaciones que Jesús venció: la gula, la vanagloria y la soberbia (1 Jn 2,16).

Primera tentación: poder económico, gula y vida material.

El tentador se dirige a Jesús con una expresión condicionante: «Si eres Hijo de Dios» (v. 3a), es decir, si verdaderamente eres un privilegiado Hijo de Dios. De su respuesta, el demonio podrá deducir si se hallaba en presencia del Mesías. La invitación que le hace el tentador para saciar su hambre, será la de convertir piedras en panes (v. 3b), esperaba de Jesús que hiciera descender el «maná» del cielo, al igual que Moisés lo hizo en el desierto.

Jesús será rotundo en su respuesta: «Está escrito» (v. 4a). La Palabra de Dios es inapelable, y Jesús la ocupa como espada (Ef 6,17) para lanzar un golpe fulminante: «No solo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios» (v. 4b; cf. Dt 8,3). La palabra de Dios es el alimento más importante, es el esencial.  Jesús llama a hacer memoria de todos los beneficios que Dios prodigó al pueblo de Israel en el desierto (cf. Dt 8,2).

El sentido de la tentación en consecuencia no mira a la interpretación material, sino a confiar en la omnipotencia de Dios. El sentido de la tentación es espiritual, llama a no solo pensar en la vida material, sino a vivir una vida superior: una vida espiritual. Las respuestas que Jesús da a los apóstoles en el pozo de Siquem, cuando le insisten que coma, indican en qué consiste la vida espiritual: «Yo tengo para comer un alimento que ustedes no saben. Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra» (Jn 4,32.34; cf. Dt 8,1).

Jesús rechaza la tentación del poder económico, escapando después de la primera multiplicación de los panes (Mt 14,22); resistiendo a la tentación de la gula, Jesús vence al demonio, quedando como fruto de la abstinencia la virtud de la templanza; y, obedeciendo los mandamientos y haciendo la voluntad de Dios, es como Jesús nos enseña a vivir una vida espiritual, en el abandono a la providencia de Dios.

Segunda tentación: poder religioso y vanagloria

El demonio intenta volver a tentar a Jesús y lo lleva a la «Ciudad Santa» (Jerusalén) y lo coloca en la parte más alta del templo (v. 5). «Es probablemente la techumbre de uno de los pórticos dentados (almenados) que bordean la explanada de la casa de Dios» (Tuya, p. 70). Ahí le propone tirarse abajo (v. 6) confiando en las palabras de la Escritura: «Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna» (Sal 91,11-12).

¿Qué sentido tiene esta tentación? Entre una de las creencias judías del tiempo de Jesús, se contaba que el Mesías «se revelaría estando de pie, sobre el techo del templo, para anunciar a Israel que su redención había llegado» (Tuya, p. 71). En esa expectativa judía latente, que un hombre fuera bajando lenta y majestuosamente del techo del templo, en medio de un gran número de personas reunidas, sería un prodigio que ciertamente manifestaría la llegada del Mesías. Probablemente esta sería la intención del demonio en esta tentación (Idem). Jesús ha declarado su confianza incondicional a Dios, entonces ¿por qué no demostrarla con una acción valiente?

San Ambrosio comentando estos versículos dirá que Satanás «usa muchas veces textos de las mismas Escrituras, no para enseñar, sino para engañar», por consecuencia «el diablo interpreta mal las Escrituras» comenta San Jerónimo. Es muy conveniente hacer una observación sobre los grupos protestantes que han mal interpretado la Biblia siguiendo la forma del tentador y, haciendo que muchas personas caigan en el vacío espiritual, dejándose llevar por aparentes prodigios. La Iglesia como Madre y Maestra, ha enseñado que:

«El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo». Y que quienes «se dedican legítimamente al ministerio de la palabra, se sumerjan en las Escrituras con asidua lectura y con estudio diligente» (Dei Verbum n. 10.25)

Es necesario cuidar a quiénes escuchamos y si están trabajando «bajo la vigilancia del Magisterio, con los instrumentos oportunos» (DV n. 23), para que las Escrituras no se conviertan en instrumento de perdición.

Retomando el texto, Jesús rebate la Escritura citada por el tentador, con otro texto de la misma: «No tentarás al Señor, tu Dios» (v. 7). Aceptar la propuesta del demonio, para Jesús no es prueba de la confianza en Dios, al contrario, es forzar la acción de Dios sin motivo alguno, cayendo por consecuencia en la vanagloria. Es por eso que Jesús cita el texto del Deuteronomio (6,16), que recuerda cuando el pueblo de Israel tentó a Dios en el desierto pidiendo a Moisés agua de manera milagrosa (Ex 17,2). Jesús en esta tentación enseña que los milagros de Dios no están al servicio de una vida cómoda o imprudente. Aventarse desde una parte alta, esperando que Dios haga el milagro de evitar las lesiones o la muerte, no es confiar en la providencia de Dios, es salirse de ella y tentar a Dios.

Jesús, en su vida pública, se deshace del hambre del poder religioso, cuando rechaza ser llevado a Jerusalén para hacerlo rey, después de la multiplicación de los panes en Cafarnaúm (Jn 6,15), y acepta vivir su pasión que terminará en la cruz. También esta tentación enseña en qué consiste el don del temor de Dios y la virtud de la prudencia, para vencer la tentación de la vanagloria.

Tercera tentación: poder político, soberbia e idolatría

En la última envestida que trata de propinar el demonio a Jesús, el tentador lo lleva a un «monte muy alto» (v. 8), símbolo de «la soberbia del poder (Satanás), que pide el homenaje de Jesús, arrogándose la suprema condición divina» (Mateos et al, 2007, p. 62). Aquí el demonio se presenta como el dueño de todos «los reinos del mundo y su gloria» (v. 9). Pero «el demonio no tiene dominio en el mundo. En el mundo sólo tiene un poder permisivo tentador y de ser instrumento de Dios para infligir castigo. No tiene potestad verdadera sobre nada ni sobre nadie» (Tuya, p. 72).

El precio de todo lo que le ha mostrado el tentador a Jesús, consiste en que se postre y le adore (v. 9). El diablo no busca que se le adore como a un dios, con el gesto de postrarse -de rodillas tocando la cabeza el suelo-, pues el mismo reconoce que ha recibido el poder de otro (Lc 4,6), sino como el dominador del mundo. El demonio buscaba destruir la auténtica obra mesiánica.

Cristo pondrá fin a las insidias del demonio ordenándole: «Retírate, Satanás» (v. 10a). Con ello desenmascara la falta de poderes del demonio. Con las palabras de la Escritura, Jesús termina destruyendo la propuesta del tentador: «Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás» (V. 10b). Las palabras citadas del Deuteronomio, ponían en advertencia al pueblo de Israel en el desierto, «contra el peligro de idolatría al que se verían expuestos al entrar en la Tierra Prometida (Dt 6, 10.13-14)» (Carrillo, p. 85). Jesús en el ejercicio de su ministerio renunció a la tentación del poder político, al rechazar ser rey de Jerusalén (Jn 6,15), y cuando deja en claro a los hijos Zebedeo, quién es el mayor en el Reino de los Cielos (Mt 20,20-23). «Con esto Jesús se opuso a los sueños del judaísmo de su tiempo: ser liberados del yugo romano y convertirse en señores de todo el mundo (Dn 7)» (Carrillo, p. 86).

Finalmente el demonio se retira y se acercan los ángeles a servirle. «Los ángeles servidores son una imagen de la protección y de la providencia divinas» (Ídem). La comida que el diablo quería que Jesús consiguiera por medios indebidos, la recibe directamente de Dios. Al estudiar los tres textos del Deuteronomio (8,3; 6,16; 6, 13) que Jesús ocupó, notamos que son dirigidos a todo el pueblo de Israel; lo que hizo Jesús se aplica a todos sus seguidores. «Sus actitudes y conducta son las que hacen llegar al hombre a su plenitud» (Mateos et al, 1981, p. 44).

Conclusión

Todo bautizado está llamado a combatir mientras dura su vida. En el bautismo, el Espíritu Santo da las fuerzas necesarias para combatir. El saber que Cristo se hizo semejante a nosotros menos en el pecado (Heb 5,15), nos anima a combatir, sabiendo que Cristo en su humanidad, también fue tentado, y nos dejó su enseñanza para también combatir contra las tentaciones del demonio, su victoria es nuestra victoria, el mismo ha dicho: «¡Animo!: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).

Animan mucho las palabras de Trilling (1980): «Desde esta hora en adelante el verdadero reino toma el curso de su victoria, sin que sea posible detenerlo. Ahora ya no puede cambiar nada Satán, que tuvo que abandonar vencido el campo. Jesús lanzará demonios, vencerá el mal y con su propia muerte sellará la derrota de Satán. En todas partes, cuando —unidos con Jesús— confiamos sólo y radicalmente en Dios, sucede lo mismo: se despedaza el poder de Satán y se establece el verdadero reino» (p. 72).

3. Meditación (Meditatio) ¿Qué me dice el texto?


Ahora expliquemos brevemente qué significan las tentaciones de Cristo. El ayuno es la abstinencia de una cosa mala; el hambre es el deseo de la misma cosa mala; su uso es el pan. El que se habitúa con el pecado convierte la piedra en pan. Responda, pues, al demonio cuando lo tiente, diciendo: "Que no de sólo el uso de aquella cosa vive el hombre, sino de la observancia de los mandatos de Dios". Cuando alguno se engríe como si fuese santo, es como llevado al templo y cuando se crea que está en la cumbre de la santidad, entonces es cuando le coloca sobre el pináculo del templo y ésta es la tentación que sigue a la primera, porque la victoria de la tentación produce la vanagloria y es causa de jactancia. Pero advierte que Cristo ayunó voluntariamente. El diablo lo llevó al templo para que tú te consagres espontáneamente a la abstinencia, pero por ello no te creas que has llegado a la cumbre de la santidad. Huye del orgullo del corazón y no experimentarás tu ruina. La subida al monte es la marcha hacia las riquezas y la gloria de este mundo, como que desciende de la soberbia del corazón. Cuando quieras hacerte rico, lo cual equivale a subir al monte, empiezas a pensar en adquirir las riquezas y los honores y entonces el Príncipe de este mundo te manifiesta la gloria de su reino. En tercer lugar, te ofrece las causas para que, si las quieres seguir, le sirvas, menospreciando la justicia de Dios (Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5).

4. Oración (Oratio) ¿Qué le respondo al Señor?


Alcánzanos, Jesús, la gracia de siempre:
cumplir la voluntad de Dios
sin apartarnos del plan que el Padre
tiene para cada uno de nosotros.
Acompáñanos, Señor, a lo largo de la vida
y fortalécenos para permanecer fieles a ti
y rechazar con energía toda tentación de Satanás.

5. Contemplación (Contemplatio)


Así pues, nos transformó en sí mismo, cuando quiso ser tentado por Satanás. Acabamos de escuchar en el Evangelio cómo el Señor Jesucristo fue tentado por el diablo en el desierto. El Cristo total era tentado por el diablo, ya que en él eras tú tentado. Cristo, en efecto, tenía de ti la condición humana para sí mismo, de sí mismo la salvación para ti; tenía de ti la muerte para sí mismo, de sí mismo la vida para ti; tenía de ti ultrajes para sí mismo, de sí mismo honores para ti; consiguientemente, tenía de ti la tentación para sí mismo, de sí mismo la victoria para ti.
Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció la tentación? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él. Hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de él a vencerla (San Agustín, De los Comentarios sobre los salmos. Oficio de Lectura Domingo I de Cuaresma).

Josué Ruiz


Bibliografía:



  • Carrillo Alday, S. (2010). El Evangelio según san Mateo. Estella (Navarra): Verbo Divino.
  • León Dufour, X. (1965). Vocabulario de teología bíblica. Barcelona: Herder.
  • Mateos, J. & Camacho, F. (1981). El Evangelio de Mateo. Madrid: Cristiandad.
  • Mateos, J. & Camacho, F. (2007). Evangelio, Figuras y Símbolos (4a. ed.). Córdoba: Ediciones Almendro. pp. 50-54, 83-85.
  • Tassin, C. (2006). Evangelio de Jesucristo según san Mateo. Estella (Navarra): Verbo Divino.
  • Tuya, M. (1964). Biblia Comentada: Evangelios. Madrid: BAC.
  • Trilling, W. (1980). El evangelio según San Mateo. Tomo I (3a. ed.). Barcelona: Herder.
  • Zevini, G. & Cabra, P. (2002). Lectio divina para cada día del año: Tiempo de cuaresma y Triduo pascual. Volumen 3 (2a. ed.). Estella (Navarra): Verbo Divino.

domingo, 5 de marzo de 2017

¿Qué significa la ceniza al inicio de la Cuaresma?

CATÓLICO INSTRUIDO, NO SERÁ CONFUNDIDO



Llama mucho la atención que hay dos festividades durante el Año Litúrgico que convocan al mayor porcentaje de católicos en el templo: La Presentación del Señor (conocida como la Candelaria o más comúnmente como la "Paradita") y el Miércoles de Ceniza. 

Es muy alentador ver el Miércoles de Ceniza los templos “a reventar”, de tantos católicos que acudimos a que nos impongan ceniza. Pero, ¿dónde estamos los demás domingos?, porque a la Misa Dominical, si mucho, asistirá una quinta parte de esa multitud que pudo apreciarse el miércoles pasado. ¿Le estaremos dando el verdadero significado a este signo de tomar ceniza? ¿o sólo lo hacemos como mera tradición?; o peor, ¿no estaremos considerando la ceniza “un fetiche” o polvitos mágicos? "Aguas" porque en una de esas hasta podríamos creer correcta la idea promovida por una pastora episcopal de Estados Unidos, que repartió en templos cristianos de esa nación "ceniza de colores", o sea ceniza tradicional pero mezclada con brillo morado de maquillaje, con el fin, afirma ella, de dar un "mensaje cristiano inclusivo".  

Para no caer en prácticas alejadas o contrarias a nuestra fe católica, debemos saber que desde el Antiguo Testamento la ceniza se utilizaba como reconocimiento del propio pecado y señal de penitencia (Jon 3,6; Dn 9,3; Job 42,6; Si 40,3); también como manifestación de dolor y de luto (2Sam 13, 19; Ez 27, 30); en el Nuevo Testamento aparece, de igual modo, con esos significados ( Mt 11, 21; Lc 10, 13; Ap 18,19).

Para los católicos, el Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, a través de la cual la Iglesia se une todos los años al Misterio de Jesús en el desierto (Mc 1, 12-15). La ceniza que nos imponen es obtenida de la quema de las palmas benditas que alegres agitamos el Domingo de Ramos del año anterior, cuando recordamos la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén y lo proclamamos como Rey de reyes que es. Pero ahora como ceniza en nuestra frente, es signo de arrepentimiento, de conversión, de penitencia. Por eso tomar ceniza, debe significarnos una repugnancia a las malas acciones que hayamos cometido, una ruptura con el pecado, un firme propósito de cambio de vida; debe acercarnos a la práctica penitencial, y motivarnos a tomar diariamente nuestra cruz y seguir a Jesús. En síntesis, la ceniza debe ser una expresión externa de una conversión interna, o sea, de corazón, pues de lo contrario el signo permanecería estéril y hasta engañoso. 

El Papa Francisco dijo este miércoles que la imposición de la ceniza "nos recuerda nuestra condición original: hemos sido hechos de la tierra, hemos sido hechos de polvo. Pero polvo en las manos amorosas de Dios que sopló su espíritu de vida en cada uno de nosotros y quiere continuar haciéndolo; quiere continuar dándonos aquel soplo de vida que nos salva de la asfixia sofocante provocada por nuestros egoísmos, de la asfixia sofocante generada por mezquinas ambiciones y silenciosas indiferencias; de las asfixias que sofocan el espíritu, restringen el horizonte y anestesian el pálpito del corazón". 

Nuestro Sumo Pontífice nos recuerda que "la Cuaresma es una vía: nos conduce a la victoria de la misericordia sobre todo aquello que busca aplastarnos o reducirnos a cualquier cosa que no sea según la dignidad de hijos de Dios. Es el camino de la esclavitud a la libertad, del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida". ¡Que así sea!

LUBIA ESPERANZA AMADOR.

Benedicto XVI, sobre los tres Arcángeles

CONCELEBRACIÓN EUCARÍSTICA CON LA ORDENACIÓN EPISCOPAL DE SEIS PRESBÍTEROS HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI Basílica de San Pedro ...