sábado, 12 de agosto de 2017

Santa Elena de la Cruz, emperatriz (18 de agosto)

CATÓLICO INSTRUIDO, NO SERÁ CONFUNDIDO

"Santa Elena de la Cruz, emperatriz" (18 de agosto)


En la historia de la Iglesia muchas mujeres han tenido una participación destacada, tal es el caso de Santa Elena, cuyo nombre significa "antorcha resplandeciente"; era madre del emperador romano Constantino el Grande. Santa Elena nació a mediados del siglo III, probablemente en Bitinia (al noroeste de Asia Menor y al suroeste del mar Negro); era la hermosísima hija de un hotelero, su familia era pagana; se casó con Constancio Cloro, un general muy famoso del ejército romano quien, para llegar a ser emperador, la repudió, llevándose consigo a su hijo Constantino. Pero a la muerte de su padre, Constantino fue proclamado emperador y mandó traer a su palacio a su amada madre, nombrándola Augusta o emperatriz y dándole las facultades y recursos suficientes para realizar sus obras de caridad.


Conmovido profundamente por su victoria obtenida "bajo el signo de la Cruz", en su lucha en el puente Milvio, contra su rival Majencio, Constantino decretó en el año 313 plena libertad para la Iglesia de Cristo, lo que dio fin a los 3 siglos de cruentas persecuciones que a su madre, Santa Elena, le causaban dolor, a pesar de haber nacido en un hogar pagano y es que, como lo describió San Ambrosio (quien vivió poco después de ella), Santa Elena era una mujer muy sencilla, piadosa y de una caridad muy grande; y finalmente abrazó la fe cristiana.

En el año 326, con más de siete décadas de vida, Santa Elena viajó a Jerusalén para dedicarse a buscar la Cruz de Jesús en el sitio donde había estado el Monte Calvario; pues la costumbre judía era enterrar en el lugar de la ejecución de un "malhechor" los instrumentos que sirvieron para darle muerte; pero en ese lugar ya había sido erigido por el emperador Adriano, un templo en honor a Venus; así que Santa Elena mandó derribar el templo y después de muchas excavaciones encontró tres cruces, pero sólo una de ellas conseguía que al acercársele enfermos recobraran instantáneamente la salud, e incluso el hijo de una viuda recobró la vida. Esa cruz fue llevada por Santa Elena, con miles de devotos, en piadosa procesión por las calles de Jerusalén; el propio Obispo de ahí, Macario, fue testigo del hallazgo y lo documentó en un manuscrito guardado actualmente en el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí, en Tierra Santa. Por eso Santa Elena es representada con una cruz en la mano. Además, hizo dividir la cruz en tres partes: uno de los trozos lo entregó al Obispo Macario, para que lo entronizara en la Iglesia de Jerusalén; el segundo lo envió a la Iglesia de Constantinopla y el tercero a Roma, actualmente se conserva en la Basílica que, por tal motivo, se llama de "La Santa Cruz de Jerusalén", que por cierto es el mayor santuario con reliquias de la Pasión, y fue construido precisamente en el lugar donde estuvo el palacio de Santa Elena. 

A ella también se le atribuye la construcción de templos en  la Cueva de Belén, el Monte Calvario, y el Monte de los Olivos; por ello se le considera la gran arqueóloga de los lugares santos. Permaneció largo tiempo en Palestina, cuando murió, su hijo Constantino dispuso trasladar sus restos a Roma y parte de ellos se conservan en la Basílica de Santa María en Aracoeli. Qué gran mérito el suyo, buscar y encontrar no cualquier reliquia, sino el instrumento que constituye el símbolo de los cristianos: "la Santa Cruz", sobre la cual Nuestro Salvador "canceló el acta de condenación que nos era contraria" (Col 2, 14). Que Santa Elena interceda por todos los cristianos perseguidos, para que alcancen la libertad de culto; y por las madres de familia, para que sepamos transmitir la fe a nuestros hijos y ser, más que las cuidadoras de su desarrollo, las custodias de su salvación. ¡Que así sea!

LUBIA ESPERANZA AMADOR

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